Muchos se han sentido muy emocionados y motivados por haber celebrado el “Día del Amor y la Amistad” el pasado catorce de febrero. Qué bueno es que las personas compartan tiempo con sus seres amados. Qué lindo ver que los esposos inviten a sus esposas a cenar para celebrar. Todo se ve y suena hermoso, inclusive los vestidos rojos y las decoraciones de corazón.
No vamos a criticar el origen de esta celebración, ni tampoco vamos a desprestigiar al angelito con alas, semidesnudo y regordete que porta un arco y una flecha, para disparar al corazón de la persona amada.
Sencillamente la pregunta es: ¿Por qué limitarnos a celebrar el amor solamente un día al año? ¿Por qué no celebrar el amor todos los días de nuestra vida? Dios es Amor, por ende, dondequiera que Dios esté, está Su Amor.
Sería mucho más lindo y valioso, que cuando encontremos algo que sabemos que le gustaría a nuestro(a) amigo(a), compañero(a), prometido(a) o esposo(a), lo compremos para sorprenderlo(a). Sería muy hermoso que la mujer se disponga cualquier día del año para cocinarle su platillo favorito, como un gesto de amor. De igual manera, él puede sorprenderla llevándola a comer algo especial, un día cualquiera, sencillamente porque la ama.
Dios es Amor y el Amor es Dios, de manera que necesitamos el Amor puro, perfecto, eterno, e intenso del Padre, dentro nuestro, fluyendo desde adentro para poder amar a Dios, para amar a nuestro cónyuge, y también a los que nos rodean.
Podemos celebrar cada día con una palabra que denote el amor que estamos viviendo, o con un gesto que exprese el amor que llevamos dentro. El amor es como una cuenta de ahorros en el banco; el dinero no le hace bien a nadie, ni compra nada, a no ser que lo retiremos del banco.
Amar sin medida y sin acepción de personas, nos garantiza que estamos haciendo una siembra que multiplicará la semilla. Pronto veremos cómo el ambiente se llena de amor, y cómo las personas comienzan a retornar amor. Es que todo lo que sembramos, lo vamos a cosechar.
Comienza este mismo día, abriendo tu corazón para que sea lleno del Amor perfecto de Dios para ti. Permite que tu Padre Dios lo inunde con Su naturaleza de Amor, hasta que sobreabundes en él. ¡Viva el Amor! Celebremos cada día.
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