Era día lunes, 16 de marzo del 2020, viajábamos por vía aérea de Alabama para volver a casa a través de Miami. Habíamos tenido una jornada ministerial muy buena por lo que nos sentíamos satisfechos. El día anterior habíamos escuchado noticias acerca de no reunirse en grupos grandes, mantener distancia, usar gel y demás, pero no nos preocupamos mucho.
Todo iba muy bien, hasta que en el Aeropuerto Internacional de Miami, al llegar al mostrador de la aerolínea que usaríamos para volver a casa. Allí nos enteramos que no podríamos volver, ya que ninguna aerolínea estaría operando para vuelos internacionales. Había que tomar una decisión bien dirigida por Dios. En corto tiempo rentamos un auto y reservamos habitación con cocineta en un apartotel, donde estuvimos una semana. Las cosas no mejoraban y no podíamos seguir en esa situación, de manera que decidimos viajar al norte de la Florida, para estar en casa de alguien muy cercano a nosotros.
Las noticias eran cada vez más aterradoras y las posibilidades de volver eran casi nulas. Nuestra única opción era orar, confiar y esperar. De pronto en un abrir y cerrar de ojos, nuestra vida cambió. Tantas cosas daban vuelta en nuestra mente. Inesperadamente me informaron que se estaba planificando un vuelo para repatriar personas de Miami a San Pedro Sula, por lo que hicimos todo lo que correspondía, y así logramos regresar, de una manera un poco incómoda y tardada.
Fue muy impactante volver al aeropuerto de San Pedro Sula, donde nos esperaban para fumigarnos de pies a cabeza, para interrogarnos y pedirnos que firmáramos una declaración jurada, donde nos comprometíamos a guardar catorce días de cuarentena en casa, sin salir ni tener contacto con los demás familiares que viven a nuestro lado. En casa nos habían dejado todo listo para bañarnos y desechar nuestra ropa, antes de ingresar a la casa.
Han transcurrido quince meses desde entonces, definitivamente nuestra vida no volvió a ser la misma. Todo a nuestro alrededor gira en torno a la vacuna y las diferentes posturas controversiales, noticias sobre personas contagiadas y muertes inesperadas. Hemos necesitado de una gran dosis de presencia de Dios en nuestro espíritu, para sobrepasar este tiempo y mantenernos en pie con optimismo y fe. Eso no es nada comparado con lo que han tenido que pasar aquellos que perdieron a un ser querido durante esta Pandemia provocada por Covid 19. Podemos ver hacia adelante y saber que cuando la oscuridad está más densa, viene el Nuevo Amanecer.
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