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Lo Que No Entendemos

Muchas veces en nuestra vida, podemos esforzarnos por hacer algún bien, pero resulta que del lado de quien lo recibe, no lo toma de la misma manera. La forma de dar algo o de impartir algo, depende de nuestra formación y carácter, pero la forma de recibirlo también depende de los mismos factores. No solamente eso, sino que varía la percepción, según nuestras creencias o fundamentos.


Cuando algo así ocurre, lo primero que salta a nuestro corazón, es sentirnos frustrados y hasta condenados, por no haber llenado las expectativas de aquellos para quienes tomamos la acción.


Recientemente me ocurrió algo así, fui invitada a compartir durante tres días en un lugar importante de La Florida. Traté de dar lo mejor de mí, de acuerdo a mis capacidades y pidiendo en todo momento, la dirección a mi Padre Bueno. Hubo dos acciones que yo realicé habiendo sido dirigida por el Espíritu de Dios, que molestaron a la persona que me invitó.


En principio quise sentirme afectada y condenada, pero me sirvió para reafirmar algo que siempre he sabido, y es que: "Dios siempre escudriña la intención del corazón con la cual haces las cosas”. Mi intención fue totalmente sana y llena de la responsabilidad de hacer lo mejor y más divino posible, para un pueblo necesitado de sanidad y libertad. Por otro lado, reafirmé otro principio: “Ante una acción nuestra, examinemos los frutos de ella”. Los frutos fueron buenos y agradables, las personas fueron bendecidas, liberadas, sanadas y edificadas.


Entonces, cuando quieren venir ideas de reproche o de acusación, decido recordar estos dos principios espirituales, y entro en paz interior. Sólo me queda la incomodidad de que la persona que me invitó quedó molesta, entonces repaso lo primero que aquí escribí: La percepción que él tuvo de las cosas, está basada en los fundamentos que él tiene, pero también en su carácter, su inflexibilidad o estructuras rígidas, su poco conocimiento o desconocimiento del actuar del Espíritu Santo hoy día. De ninguna manera me considero superior, solamente sé que la luz alumbra por áreas y etapas, y para algunos aún no ha sido alumbrada esa área en particular, de la misma forma que a mí me falta mucha luz en otras.


Todo esto me desencadenó un profundo deseo de orar por la iluminación del hombre interior por el Espíritu Santo que nos lleva a toda Verdad. Cuando no entendemos algo, busquemos al Espíritu de Dios, Él siempre nos traerá paz en aquello que a Él le agrada y con lo que está de acuerdo. Nunca rechacemos lo que no entendemos, sigamos creciendo en el conocimiento de Dios, cada día.

"Nunca rechacemos lo que no entendemos, sigamos creciendo en el conocimiento de Dios, cada día."

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