Existe un refrán en el mundo que dice “Lo barato siempre sale caro”. Sin embargo, de alguna manera, las personas cuando van a comprar un artículo, siempre buscan que sea el de menor precio, a veces sin considerar la calidad. Que conste, que no necesariamente todas las cosas de buena calidad, son de mayor precio. Todo depende del lugar donde fueron manufacturadas y cuán alto es el precio de la mano de obra en ese lugar.
Actualmente, muchas mujeres piden ropa por catálogo a China, los vestidos se ven hermosos y la mayoría lo son, pero el problema es que a veces las tallas no concuerdan con las nuestras. Recientemente una persona muy querida me dijo: Elija un vestido de este catálogo chino, porque queremos regalarle uno. Eran tan lindos, que no sabía cuál escoger. Al fin le dije, elijo este, pero, además, yo quiero comprar dos más, por mi cuenta. Ella se fue a casa y al día siguiente me dijo: Lo siento, ninguno de los vestidos estaba disponible, por favor busque otro, para ver si lo tienen. Le dije, muchas gracias, pero no. Ellos son mentirosos, ofrecen algo que realmente no tienen en existencia.
En una ocasión en que viajé a los Estados Unidos, fui a una tienda para buscar una ropa para mis nietecitos, yo quería lo mejor, algo duradero. Me fui a ver lo que se veía de mejor calidad, lo comprobé y lo compré. Para mi sorpresa, al llegar al lugar de nuestro hospedaje, pude leer la etiqueta que decía “Made in Honduras”. Esa ropa, quizás la podríamos encontrar localmente, en Honduras, y a lo mejor la menospreciamos. O bien podría ser que la mejor es la que se maquila para exportación, pero la que se fabrica para consumo local, no sea la de mejor calidad.
En una ocasión anduve buscando carteras pequeñas para mí, en los Estados Unidos, todas eran de material sintético y muy caras. Al volver del viaje, visité en San Pedro Sula, Honduras, una fábrica de carteras de piel, donde compré una de excelente calidad y el precio por debajo de las sintéticas americanas.
En resumen, quiero confirmar que lo que mi país, Honduras, produce, es de alta calidad, y que no necesariamente tiene que costar muy caro para serlo. Quiero recomendar a mis lectores que traten de consumir los productos nacionales, sabiendo que se llevan algo de una calidad inmejorable; y si además es barato, no se preocupen, que no es cierto que siempre lo barato sale caro.
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