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La Justicia de Dios

Jesucristo nuestro Señor, siempre respetó las leyes del gobierno, e inclusive les mostró a Sus discípulos que Él era capaz de hacer un milagro, haciendo que una moneda apareciera en el vientre de un pez, para que pagaran el impuesto terrenal. Lo que el Señor nos enseña con esto, es que, nuestro Dios puede proveer de manera sobrenatural, todo lo necesario para cumplir con los impuestos de la ley, aunque estos sean injustos.


El evangelio de Mateo nos dice: "Cuando ellos llegaron a Capernaum, fueron a Pedro los que cobraban el impuesto del templo y dijeron: ¿Vuestro maestro no paga el impuesto del templo? Él dijo: Sí...". No sabemos si esta respuesta de Pedro fue con conocimiento de causa. No sabemos en qué se apoyó Pedro para asegurarles el pago del impuesto.


El versículo 25 sigue diciendo: "Al entrar en casa, Jesús le habló primero...". Pedro se había comprometido con los cobradores sin consultar con el Maestro y sin contar con el dinero necesario. Jesús sabía todo lo que le había acontecido a Pedro. Esta es la única vez que se usa un anzuelo para pescar en el Nuevo Testamento, dado que las demás pescas se hicieron siempre con red. El hecho de ser el primer pez que picaba, muestra claramente que no era nada producto del azar, sino de la providencia divina, de la que Jesús tenía pleno conocimiento y dominio.


Veamos la pregunta que entonces le hace Jesús a Pedro: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos o de otros?" (Mt 17:25).


«Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un siclo; tómalo y dáselo por ti y por Mí».

En otras versiones dice: Para que no los ofendamos.


Jesús no estaba sujeto a la ley, y sin embargo, no se rehusó a pagar el impuesto que había sido determinado por los gobernantes de la época. Algo que necesitamos entender es que nuestro Dios siempre proveerá, aunque sea de manera sobrenatural, si queremos honrar lo establecido por la ley.


Quiero dejarles en su corazón, que la justicia de Dios no es a la manera de los hombres sin Cristo. Nuestro Señor desea que se cumpla toda justicia, a la manera de Dios. Seamos justos, porque el Justo vive en nosotros.

"La justicia de Dios no es a la manera de los hombres sin Cristo."

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