Cuando somos jovencitos, parece que el tiempo transcurre muy lento y se siente como si nunca fuéramos a alcanzar una edad adulta y mucho menos a envejecer. Nos desesperamos porque queremos que los días se aceleren. Y es casi seguro que cuando encontramos una persona de la cual nos enamoramos y con quien nos gustaría casarnos, casi nunca, nos proyectamos al tiempo en que estaremos ya maduros, o en la edad de oro.
Sería muy bueno que los jovencitos, cuando elijan a la persona con la que se van a casar, piensen por un momento en su futuro y si les gustaría envejecer junto a esa persona. A pesar de que los votos prefabricados que se repiten en la boda, dicen: Estaré contigo en las buenas y en las malas, en la vejez, en la enfermedad etc. Es casi seguro que la mayoría los repiten como una fórmula, pero no se dan el tiempo para pensar en su contenido.
Quizás en ese momento ninguno piensa que un día tendremos hijos, que estos crecerán, se casarán y harán su propio nido, y que, por ende, eventualmente quedaremos los dos solos, como empezamos. Cuando ese día llegue, deberíamos haber cultivado una vida en común. Si sólo nos unen nuestros hijos, al irse ellos, quedaremos sin tema de conversación, ni siquiera algo que nos identifique el uno con el otro.
Una de las cosas más importantes que una pareja debe cultivar es el amor genuino y dentro de ello, el compañerismo, la amistad y la confianza. Esto nos ayudará a asegurarnos una vejez con acompañamiento y no en soledad. Dos personas pueden vivir juntas y cada una de ellas sentirse sola.
Debemos entender que el genuino y verdadero amor es puesto por Dios y que solamente con él en el corazón podremos sobrepasar todas las situaciones de la vida, para alcanzar una unidad interior indestructible. Ese amor sobrepasa todo lo superficial, lo físico, lo aparente.
Si en este momento eres un joven o una joven que sueña con madurar, comienza a soñar con una vejez llena del amor de Dios, pídele dirección al Señor sobre la persona que Él tiene destinada para ti. Comienza a orar por esa persona, para que tenga el mismo anhelo tuyo y que sus vidas se encuentren y se mantengan ligadas por el vínculo perfecto del amor, porque Dios es amor.
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