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Conocerás la Verdad

Ha comenzado diciembre y los días se escurren como agua entre los dedos. El ambiente de las calles ha cambiado, no se diga de las plazas y centros comerciales. Las personas ya se pusieron en modo “compras”, otros en modo “celebración”. Las luces decorativas brillan por todos lados y en el rostro de los niños se lee un mensaje de esperanza. Pero mi pregunta es: ¿Qué celebran las personas?


Hay quienes sinceramente piensan que están celebrando el nacimiento de Jesús en la tierra. Otros creen que sencillamente es un tiempo para reunirse como familia. Otros salieron de la ignorancia y se dieron cuenta que Jesús no nació en diciembre y que, además, él nunca pidió que se celebrara su cumpleaños terrenal porque como Dios, Él es eterno, no tuvo principio, ni tendrá fin.


Muchos son los que en esta época sacan a desempolvar el árbol navideño para decorarlo con luces y guirnaldas. La mayoría no conoce su origen, ni la relación con estas fechas, pero lo hacen por tradición y por imitación. En realidad, están tan arraigadas las costumbres en sus corazones, que año con año, colocan al pie del árbol, los regalos que entregarán a los familiares o a quienes les visiten el 24 por la noche. Todo esto sin tener conocimiento del por qué, o de dónde proviene dicho ritual.


Sería tan fácil buscar en cualquier enciclopedia o en internet, en google o dónde quieran, el origen de la navidad, para enterarse del trasfondo pagano de dicha celebración. Casi creo que la mayoría no quiere buscarlo, porque no quieren que les quiten aquello a lo cual se han aferrado por tantos años y lo tienen bien sembrado en el corazón.


Hay quiénes queriendo justificar sus actitudes, defienden que la época se trata de Jesús, que nadie debe usar las fechas para beber o para comprar con desenfreno, sino que deberían dedicarlo a pasarlo en familia y que, además, pasen tiempo en oración. No sé si esto sea mejor o peor, porque al Señor no le gustan las mezclas.


De algo si estoy segura, y es que el Espíritu Santo no le demanda a nadie algo más de lo que Él les ha alumbrado. Pero nosotros, a quienes que se nos ha revelado la verdad, tenemos responsabilidad de agradar al Señor con nuestro andar y actuar. Dios no acusa al ignorante, ni al ciego; de hecho, Dios no acusa a nadie y nos da libertad a todos de tomar nuestras propias decisiones. Sé libre para actuar en base a la verdad de Dios, porque conocerás la verdad y la verdad te hará libre.

"Sé libre para actuar en base a la verdad de Dios, porque conocerás la verdad y la verdad te hará libre."

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