En días recientes, mientras hacía mandados por la ciudad, me encontré por lo menos tres diferentes vehículos, repartidores de agua electro pura, de variadas empresas. Unos llevaban consigo solamente bolsas grandes de bolsitas con agua, mientras otros además, llevaban botellones del preciado líquido.
A pesar de las variables, todos tenían un común denominador, llevaban el producto descubierto y expuesto a los rayos del sol. Para los que no lo saben, en nuestras ciudades, la temperatura en este tiempo fluctúa entre 26 y 36 grados centígrados, subiendo a veces hasta 38. En los meses de marzo a julio, podría fluctuar entre 30 y 40 grados centígrados.
Está comprobado que a esa temperatura, el efecto de los rayos del sol a través del plástico de las bolsas o de los botellones, tiene un efecto dañino, en el agua misma. No obstante, las personas que la compran, es porque desean beber agua más pura.
Además de esto, quizás muchos ignoran que la mayoría de las empresas que purifican agua para la venta, lo hacen a través de un método de esterilización total, eliminando no sólo los microorganismos patógenos del agua, sino también los minerales de la misma, convirtiéndola en “agua muerta”.
Existen algunas empresas que usan el método de ósmosis inversa, lo cual no elimina los minerales naturales del agua. Hay otras, que después de purificar el agua, le agregan minerales adicionales, reconstituyendo la calidad de la misma.
Lo óptimo sería obtener el agua del nacimiento de ella, en lo alto de una montaña, donde es cristalina, no tiene contaminación y además es “agua viva” con los minerales originales de la misma. Este tipo de agua, una vez embotellada, se vende a un precio muy alto. Sin embargo, vale la pena pagar por la calidad, cuando estamos seguros de ella.
En Israel se conoce muy bien el concepto de “agua muerta” y el de “agua viva”. Es por eso que, en el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él.
Este día quiero invitar a mis queridos lectores, a que disfruten de la verdadera “agua viva”, tanto en el aspecto natural, como en el espiritual.
Amen. Yo quiero de esa agua viva y para mis hijos.